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Difícil adiós a la Compañía de Jesús


El 5 de abril es la fecha que recuerda la redacción y promulgación de la Real Cédula del año 1767, dictada por el Rey Carlos III, que confirmó en su momento la expulsión de la Compañía de Jesús de todos los territorios del reino español, siendo afectados más de 6.000 jesuitas.

Para hacer efectiva la medida se pone en marcha en el Reino de Chile una gestión laica que estaría encargada de la administración provisoria del patrimonio perteneciente a los religiosos, la que es conocida con el nombre de “Junta de Temporalidades de la Compañía de Jesús”.

Gestiones que –en su etapa inicial en Chile– estuvieron a cargo del gobernador Antonio de Guill y Gonzaga, quién nombró comisionados y oficiales para hacer efectiva la labor. Los funcionarios tenían por misión elaborar informes, actas, y realizar inventarios de los bienes incautados para conocer el monto de los mismos, y además asegurar los medios económicos para cubrir gastos y necesidades de los jesuitas en su viaje de expatriación, y  otorgar posibles pensiones, en caso de ancianidad de uno de los miembros de la Compañía.

Frente a estos datos es importante destacar que el Archivo Nacional Histórico (ANH) cuenta con un fondo de más de 433 volúmenes pertenecientes a la Junta de Temporalidades de la Compañía de Jesús, que tienen carácter "Memoria del Mundo", declarados por la Unesco, en octubre de 2003. Teniendo la oportunidad de resguardar actas de más de 250 años sobre la toma de decisiones del gobernador Antonio de Guill y Gonzaga, al momento de ejecutar el dictamen, el día 27 de agosto de 1767. Difícil labor para éste, quien compartió íntimamente con la orden religiosa a través de su cura confesor perteneciente a la orden.

Antonio Guill y Gonzaga, en una de sus actas, con fecha 14 de diciembre de 1767, pertenecientes al volumen 95, declaró las condiciones en que viajaban algunos jesuitas: “con la misma camisa que habían salido…”, y, en cumplimiento con la tarea de la Junta de Temporalidades, hace consciente la necesidad de que los viajes de “estrañamiento” como llama él, se hagan con la mayor “humanidad” posible.

La lectura del documento es absolutamente accesible, ya que los volúmenes y específicamente el mencionado, cuenta con un tamaño de 22 cm. de ancho, por 38 cm. de largo. Con fojas muy bien conservadas por la materialidad del documento. A simple vista se puede establecer la utilización de un papel verjurado, esto quiere decir, que dichas láminas fueron elaboradas con pasta de fibra vegetal y en ausencia de productos químicos, por lo tanto, de excelente cálida y duración en el tiempo. En cuanto a la letra, podríamos decir que tiene un carácter de procesal lo que hace que el documento sea de una lectura comprensible y descifrable, relevante de mencionar, ya que no son siempre legibles documentos de más de 200 años.

Asimismo, cabe destacar la importancia histórica de los jesuitas en nuestras tierras. Una de las evidencias de su influencia más notables es el caso de Francisco Núñez de Pineda, quién fue formado ocho años por dicha institución en lectura, escritura, actitud y espiritualidad, educación que se refleja en su conocido texto “El Cautiverio Feliz…” , el cual es considerado un “tesoro”, por su mostrar la relación hispano indígena en los años coloniales de 1673, una obra que también resguarda el ANH.

La Compañía de Jesús estaba tan involucrada en nuestro territorio que la Corona Española decidió enviar a personajes como John Garland, ingeniero irlandés y su ayudante Ambrosio O’Higgins  –futuro gobernador de Chile– para que trazaran el primer Mapa del Reino de Chile , para los años 1720-1801, el cual se reprodujo acentuando los detalles en misiones y posesiones de jesuitas en Chile, y cuyo original se conserva en la Mapoteca ANH, con dimensiones de 109 cm de ancho y 26 cm de largo, en una presentación denominada temática, puesto que cada lugar geográfico, contiene dibujos representativos y de ser necesario anotaciones importantes para la época. Cartografía que tiene el fin último de reflejar el estado del reino.


Referencia: Fondo Jesuitas de América. Volumen: N° 95.  Fojas: 20 y 21.  

Escrito por: Betsabé Peña Valdés.

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