El Ministerio de Educación resolvió de manera unánime conceder el Premio Nacional de Historia al académico e historiador Jorge Pinto Rodríguez, en reconocimiento al trascendente aporte que constituye su obra historiográfica. Como historiador regional, Pinto ha sido un decidido impulsor de los archivos locales, y en especial del Archivo Regional de la Araucanía, a lo que se suma su labor investigativa en este mismo ámbito.

Tanto en su rol formativo de varias generaciones de profesores, como en el perfeccionamiento de investigadores interesados en el estudio y difusión de la Historia Regional de Chile, este profesor ha desarrollado la docencia de posgrado en diferentes universidades de Santiago y Valparaíso. En ese sentido, ha recalcado la pertinencia e importancia de la documentación conservada en regiones, sean archivos parroquiales, judiciales, municipales, o colecciones privadas, pero también en la transcripción de documentos que se conservan en archivos centrales de Chile, América Latina o Europa.

La producción historiográfica de Jorge Pinto ha estado centrada en dos espacios regionales: la región minero agrícola, conocida como el Norte Chico, y la zona conformada por las actuales provincias de Concepción, Malleco, y Cautín, es decir lo que denominaríamos La Frontera y la Araucanía.

Historiador doctorado en Inglaterra en la década de 1970, y especializado en la época de las reformas borbónicas, sus primeras publicaciones describen y analizan las características sociales y demográficas, y económicas de la zona Coquimbo - La Serena para fines del Siglo XVIII, y comienzos del siglo XIX.

A mediados de 1983, Jorge Pinto fue contratado por la Universidad de la Frontera, en Temuco, siendo uno de los primeros historiadores en acometer desde el espectro de las Ciencias Sociales el estudio científico de esa parte de La Frontera, y de la Araucanía. Prueba de ello son sus trabajos, por ejemplo, acerca del Bandolerismo en la zona de Traiguén, a comienzos del siglo XX, cuyas conclusiones le permitieron pasar a la tesis sobre la Integración y Desintegración de un espacio regional, y a contar de la década de 1990, al rol que en ese proceso jugó la labor misionera, para desembocar desde mediados de los años 2000, la tesis de la Inclusión y Exclusión, entre otros trabajos.