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Publicaciones feministas en dictadura

Detalle de afiche Somos +. 1989. Archivo Mujeres y Géneros.


"Hacia 1980, las organizaciones y ¡qué decir! las publicaciones de mujeres, apenas hubiéramos podido contarnos con los dedos de la mano izquierda. Ya no es así. Y casi sin exagerar podemos hablar de un amplio y complejo movimiento feminista de clase a clase y de norte a sur"

Julieta Kirkwood. "Los Grupos de Mujeres". Manuscrito inconcluso. (Crispi 1987: 32).

A partir del trabajo realizado por Greenberg (1990), es posible situar las publicaciones producidas por mujeres chilenas en un amplio espectro a nivel latinoamericano, analizado desde 1722 hasta 1988. Los países en donde existieron mayores producciones, durante este período son Argentina, México, Brasil, Chile y Perú, proliferando éstas particularmente en Chile en la década de 1980.

Las revistas y boletines durante esta década permiten acceder a la diversidad y versatilidad del movimiento de mujeres en dictadura, en donde se combina la difusión de propaganda con la elaboración teórica, la producción de conocimiento (Valdés 1993) y el activismo.

Como forma de resistencia a modelos normados como el lenguaje académico, rutinario, formal y patriarcal, en las revistas y boletines se articulan escrituras heterogéneas (Arcos 2008), donde conviven intencionalmente múltiples géneros. Los contenidos teóricos comparten espacio con los testimonios, reportajes y secciones sobre la violencia de género en el cotidiano, el cuerpo, la sexualidad y la maternidad.

En este contexto, la producción escritural se transforma en un ejercicio político, donde revistas y boletines albergan el pensamiento emancipatorio de las mujeres, ante la doble dictadura por ellas experimentada (Valdés 1987), en un formato que permite su circulación en una red entre escritura, conspiración y resistencias (Luongo 2005), dando a paso a la generación de un conocimiento que es referencia en el feminismo latinoamericano (Maravall 2012, Valdés 1993).

Cabe subrayar la creación de afiches, panfletos y material de trabajo como lo son rotafolios, diaporamas, obras de teatro y programas radiales, difundidos a través de las revistas y boletines.

Una mención especial corresponde a la línea gráfica en estas producciones y al amplio registro fotográfico de las múltiples acciones llevadas a cabo por el movimiento feminista en dictadura, donde destaca el trabajo de Kena Lorenzini y Riet Delsing, entre otras.

Un boletín producido por "Las Domis", mujeres pobladoras de la zona sur de Santiago, señala que estos soportes "han sido una valiosa herramienta en la lucha por reconquistar la Democracia. Y serán igual de valiosos en el resguardo de ella y de la libertad, ellos cumplirán otra función si, que será el recordar nuestras demandas" (Palomita n°10).

Diversas publicaciones de las feministas de este movimiento han contribuido a relevar su importancia, destacando los libros Una historia necesaria: mujeres en Chile 1973-1990 (Gaviola, Palestro y Largo,1994); y Calles Caminadas (Largo 2014), que permiten acceder a testimonios de mujeres y organizaciones del período y a una continuación del registro de la acción feminista en el cambio de siglo.

Publicaciones previas, problemáticas históricas

Una de las problemáticas identificada en la experiencia política de las mujeres en la resistencia a la dictadura, es que en las organizaciones políticas y sociales, sus demandas eran consideradas de segundo orden y postergadas ante la acción determinada como prioritaria por sus colectivos, "primero el derrocamiento a la dictadura, después la igualdad de género".

Lo anterior como expresión de la siguiente constatación:

"la vivencia política tradicional para o hacia las mujeres, y desde todos los tintes políticos, es segregacionista y subsidiaria en todos los sectores político-sociales, ya se trate de mujeres pobladoras, campesinas, empleadas o profesionales" (Kirkwood 1990: 43).

Ya en el periódico La Alborada (1905-1907) y la revista La Palanca (1908), se promovía la discusión sobre la opresión femenina y la "emancipación" de la mujer, que reflejaban las diversas lecturas del "feminismo obrero" y un conflicto entre quienes impulsaban ideas feministas que según algunos interrumpían la consecución de los ideales del movimiento obrero.

Esta realidad en la práctica política era expresión de las múltiples formas de discriminación y subordinación de las mujeres. El periódico "La Mujer Nueva" del Movimiento Pro Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH) denunciaba la situación de las mujeres en términos laborales, educacionales y de participación social, promoviendo una concientización en éstas sobre la necesidad de organizarse para conseguir una transformación. Similar línea siguieron la Revista de Acción Femenina (1922) del Partido Cívico Femenino y el semanario feminista Nosotras (1933).

La reflexión sobre la situación de las mujeres en diversos ámbitos se instala también en los contenidos de las revistas y boletines producidos por los movimientos de mujeres y feministas en dictadura expresados en múltiples artículos, reportajes y ensayos, que dan cuenta de la constante producción de conocimiento llevada a cabo por estas organizaciones (Valdés 1993).

"Mientras Ud. patriarca ridículo escupe y carraspea y vocifera poder en bandos seriados, yo ordeno y compagino mis papeles, acumulo y pavimento en letras" Julieta Kirkwood, 1985 (En: Kirkwood 1990: 12)

 

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Fotografías donadas por Riet Delsing.
Nos/otras. 1984. Fondo Isis Internacional. Archivo Mujeres y Géneros.
Nos/otras. 1987. Fondo Isis Internacional. Archivo Mujeres y Géneros.