Pasar al contenido principal

LA FIESTA DE LA TIRANA

EXPOSICIÓN:

LA FIESTA DE LA TIRANA

Publicado el 06/07/2009
Entre el 9 de julio y el 14 de agosto de 2009, en el Archivo Nacional se exhibirá la muestra "FIESTA DE LA TIRANA", que consta de 48 fotografías realizadas por el Grupo de Fotógrafas Patrimoniales de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI).


El trabajo del grupo rescata y difunden la memoria viva de la comunidad en torno al patrimonio cultural tangible de los bailes religiosos del Norte Grande del país. Las danzas se han mantenido vigentes por más de cinco siglos, representando las fiestas religiosas más importantes de Chile. Esta muestra invita al visitante a vivenciar esta festividad, que se celebra cada mes de julio en la solitaria Pampa del Tamarugal, en el pequeño pueblo de La Tirana, ubicado a casi 90 kilómetros de Iquique, capital de la región de Tarapacá.



Color, danza, canto y oración se ven plasmados en las 48 fotografías que componen la exhibición estas dan testimonio del fervor popular de un pueblo, con la presencia de miles de peregrinos: niños, jóvenes, adultos y ancianos participando en esta celebración destacando el valor de la familia, a través de los bailes.



El origen de la tradición



La tradición de esta fiesta se origina en una leyenda que data del año 1535, cuando Diego de Almagro salió del Cuzco a conquistar Chile.



Cuentan que en la comitiva iba el príncipe de los Incas, Huillac Huma, último sacerdote del extinguido culto del sol, y su joven y bella hija, ñusta Huillac, que componían la expedición en calidad de prisioneros y rehenes para conservar la sumisión los miles de indios que los acompañaban.
Cuando el ejército avanzaba cerca de Pica, la joven huyó, seguida de su padre y otros servidores, al bosque de Tamarugos, hoy llamado Pampa del Tamarugal.

Durante cuatro años trataron de defender la causa de su nación. ñusta fue temida por sus enemigos y conocida con el nombre de la bella "Tirana del Tamarugal". Un día llegó ante la joven un extranjero apresado por ellos, que dijo llamarse Vasco de Almeida, quien andaba en busca de la "Mina del sol".

El destino quiso que ambos se enamoraran y antes de su ejecución, éste la había convencido para que se bautizara, y así al morir, renacerían en el más allá y sus almas vivirían siempre unidas. Ella accedió y en los momentos en que Almeida bautizaba a la joven, sus seguidores se sintieron traicionados y dispararon sobre ellos.